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Científicos mexicanos reconstruyen la piel con células madre

Científicos mexicanos reconstruyen la piel con células madre

CIUDAD DE MÉXICO. Cuando Merced Mosqueda oyó el clic del candado, recordó que dejó las llaves adentro. Recuerda que vio que la puerta estaba chaparra y se brincó para recuperarlas. Ese día usaba sandalias y al brincar, se cortó el pie con el filo de una lámina. La herida se infectó. La diabetes, hasta entonces silenciosa, le complicó la infección y casi pierde todo su pie. “Ya se me veía el hueso”, platica el hombre de 73 años.

Cinco meses después, en los laboratorios de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Merced Mosqueda es el testimonio de que los investigadores del Centro Biotecnológico de Terapias Avanzadas, una institución privada, le salvaron el pie con una nueva metodología de aplicación de células madre mesenquimales.

“Se me regó la infección a todo el pie y tuvieron que operarme, cortarme toda la piel desde los dedos hasta donde termina el empeine. Ya tenía el hueso de fuera… así estaba de ancho…”, explica el hombre de Valle de Santiago, Guanajuato, y con su mano muestra el tamaño del pedazo de 20 centímetros que le quitaron de piel.

El doctor ya no le daba esperanzas de poder salvar el pie, pues la infección avanzaba, pero le propuso someterse a la terapia regenerativa de células madre. Y aceptó.

REGENERAR TEJIDOS A MÁS VELOCIDAD

El biólogo Ricardo Rangel Martínez es director de Proyecto e Investigación en el CBTA y explica que el procedimiento desarrollado por su equipo está en vías de ser patentado para ayudar a regenerar tejidos a una velocidad inédita.

Su proyecto: construir bioandamios de colágeno bañados con células madre, que es lo que le salvó el pie a Merced Mosqueda, resta dolor y acelera la regeneración.

El bioandamio es una membrana cuadrada gelatinosa de unos cinco centímetros por lado, hecha de proteínas, como colágeno, en la que se depositan células madre en una solución acuosa y en la que, después de un proceso de ocho horas dentro de una incubadora con dióxido de carbono y a temperaturas como la humana (37° C), las células se adhieren y se reproducen.

En esa incubadora, “la célula recibe la temperatura y la cantidad de dióxido de carbono apropiadas para que sobreviva fuera de un cuerpo humano” hasta que sea colocada sobre una lesión a regenerar.

“Antes, para regenerar la piel, se requería sacar una biopsia de piel al paciente que, por ejemplo, se quemó. Es decir, ya lastimado, había que lastimarlo más” y esperar a que el pedazo de piel se reconstruyera in vitro, lo que era tardado y aumentaba las posibilidades de infección o complicación.

Ahora es diferente, dice Rangel Martínez. “Podemos tener un bioandamio en seis u ocho horas y poder cubrir 90 por ciento del cuerpo. Esto elimina los tiempos de espera, se bajan los costos de hospitalización de manera dramática y se incrementa el proceso de regeneración celular de tres a cinco semanas”, expone.

EL TEJIDO DEL CORDÓN UMBILICAL, ES UNA FUENTE RICA DE CÉLULAS MADRE MESENQUIMALES

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